En estos momentos, y creo que esto se da en muchos países, existen dos tipos de personas. Los que critican que un Campeonato del Mundo de fútbol haga con la gente se vuelva loca y olvide los problemas que la sociedad de ese país tiene, y por otro lado, los que disfrutan del momento y olvidan los problemas que la misma sociedad tiene – y que ellos propios tienen. No sé que opción es la más correcta, aunque yo soy de los segundos. Contando los problemas de España (terrorismo, separatismo, nacionalismo(s), desempleo, complejos para lidiar con su propia historia, corrupción, fricción social, descuento para abortos a través del carnet joven a niñas de 16 años, etc...), sinceramente, me alegra tener la posibilidad de ver a casi todo el mundo, izquierda y derecha, blanco y negro, sonreír otra vez por unos días. Y también a mí me han hecho sonreír, a pesar de la profunda resaca de hoy lunes... Creo que tanto un peón o un ingeniero gallego, como un ejecutivo o un tabernero catalán han ido a trabajar con esa resaca alegre.
Seguro que los que critican la fiebre futbolística planetaria (aparte de que no les gusta el fútbol) tendrán otros hobbies que les hagan abstraerse de los problemas reales por un rato (música, lectura, jardinería, masajes tailandeses, hachis, sesiones intensas de yoga y meditación). Y obviamente no es de extrañar.
Y espero que el trofeo nos traiga unos días relajados en los que se hable poco de independencias, nacionalismos y cosas del género. Entre otras cosas porque en unos días estaré allí.
Así que... VIVA EL FÚTBOL, EL TENIS, EL BALONCESTO.... y que VIVAN LAS MADRES QUE PARIERON A LOS CAMPEONES DEL MUNDO!!!!
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