
Por otro lado, los piqueteros acusan a los anti-piqueteros, y viceversa, de una forma hasta ahora inaudita. Unos niegan la coacción y otros la denuncian. Mientras esto ocurre, algunos medios (algunos con una tirada editorial bastante flaca por causa de la misma huelga) han publicado fotos que muestran la presión sindical hacia algunos locales de trabajo, y afirman que la acción sindical se ha concentrado en los transportes.
Dicho esto, quiero hacer algunas observaciones:
1. Sin tener en cuenta las consecuencias negativas de la huelga, trabajadores y desempleados en el país tienen obviamente todo el derecho del mundo a estar cabreados con el gobierno zapaterista. De hecho, motivos no le falta a casi nadie. Pero será que UGT y CCOO representan a la mayoría de cabreados?
2. UGT y CCOO se han quejado de cierto boikot contra su convocatoria. Han denunciado una campaña mediática por parte de algunos medios que se han manifestado en contra de la huelga, por considerarla innecesaria, inoportuna y contraproducente. Desgraciadamente, y ahora más que nunca, los medios no son objetivos. Pero, con esta nueva moda de “líneas editoriales”, igual que se tiene el derecho a apoyar la huelga, se goza del derecho de no apoyarla. Crítica, sí. Campaña organizada, no sé. Pluralismo debe querer decir algo.
2. Por qué los sindicatos principales gozan de menos popularidad que nunca entre la población en general – y ya puestos, entre algunos medios? El descontento general se hace más latente cuando se recuerda el largo y sólido pacto fraternal entre el gobierno zapateril y los sindicatos. Aquellos tiempos nada lejanos en los que se le atribuía a Cándido Méndez la vicepresidencia del gobierno. Mientras el estado económico del país, y sus finanzas, públicas y privadas, anunciaban la llegada inminente de una de las peores crisis, que todos ellos negaron repetidamente. Gobierno y sindicatos. Y fue ahí, cuando aún no se tocaba fondo, que los sindicatos fueron otra vez comprados con decenas de millones de euros del contribuyente. Obviamente la huelga debía y podía ser convocada mucho antes. Pero el “poderoso caballero don dinero”, destinado a unos pocos, le valió al ZP una bomba de oxígeno durante un tiempo.
Y ese tiempo llegó con la reforma laboral. Reforma in extremis, cuando Merkel y Obama exigían más sangre y decisiones difíciles a la pusilanimidad del ejecutivo. Qué clase de sindicatos podrían quedarse inmóviles ante un abaratamiento del despido? La huelga tuvo que ir adelante, y se convocó con varios meses de antelación, para que los sindicalistas tuvieran tiempo de prepararla en sus cruceros de lujo, con corbatas de marca reservadas para tales ocasiones. Nunca para apariciones públicas u oficiales, no vaya a ser que les confundan con burgueses. Pero, por qué no aparecieron mucho antes? Cuando la recesión se juntaba con el 20 % de parados (la mitad de Europa)? Por qué esperaron? Infelizmente, lejos de tener la utilidad responsable que solían tener y que deben tener, los sindicatos representaron a sus cúpulas. No al resto de millones de trabajadores o parados. Los millones recibidos del contribuyente eran una contradicción: por un lado, le atribuían esa obligación moral, la de representar a todo contribuyente; por otro, les comprometían con el gobierno, un gobierno que les permitía vivir a cuerpo de rey más que cualquier otro. Eso no debe cambiar nunca!
3. Regreso al punto 2. Si el gobierno benevolente, que dialoga con UGT y CCOO transformando palabras en euros, es su compañero número uno, los sindicatos no deben incomodarle demasiado. Además, la crisis, como todos saben, es una causa del neoliberalismo. Por eso, durante la preparación de la crisis, UGT sobre todo orquestró una pequena y ridícula campaña publicitaria con unos vídeos (con el cómico Chiquilicuatre como protagonista) en la que el objetivo de las críticas no era el gobierno, sino el empresario – y por extensión, se presume que la derecha. Estos vídeos representaron estereotipos y caricaturas demasiado fuera de onda, que hasta Toxo llegó a criticar. La verdad sea dicha – mi humilde opinión – los vídeos eran pésimos, con un humor de taberna bastante primitivo y básico. Habrá para gustos.
Con esto resumo. La huelga será un éxito para algunos y un fracaso para otros. Algunos creeran los segundo y dirán lo primero y viceversa. Quiero decir que hay razones para hacer una huelga. Casi nada va bien, y la cosa sobrepasa lo económico. Sin embargo, estos sindicatos han llegado tarde. Y, con poca ética y sentido de ciudadanía consecuente, no han realizado la huelga contra el principal responsable por la situación, porque resulta ser la mano que les da de comer. Aunque la comida sea nuestra. De todos los que pagan impuestos.
Es necesario que los sindicatos cambien y que sean liderados por gente más responsable y genuína. Son esos los que se necesitan, son esos como los que ya hubo. Actualmente, ordinarios y mantenidos sobran. Y cuando los sindicatos y los gobiernos son más que aliados ... algo huele a podrido.

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